Últimamente, por causas en absoluto ajenas a mi voluntad, he cambiado de paisaje doméstico y redecorado mi vida. Y mis paredes han sido las primeras en pasar por este 'cambio radical'.

No calificaré lo que antes colgaba de ellas por no herir la sensibilidad de mis hijos, que algún día leerán este blog (si no me borran de la blogalaxia), ya que a ellos, vete a saber por qué, les gustaba.

Pero ahora, lo que adorna mi casa son tres hermosos cuadros de Antón García Secades, cuya más que interesante obra ha sido reconocida con diversos premios, y que han contribuido a darle otro color a mi nuevo paisaje.

Ahora poseo la cara oculta de la tierra.

Gracias, Toño.